domingo, 10 de enero de 2010

DIOS

Hechos 17:22-31

¨Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo: Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos; porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio. El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas. Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros. Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos. Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres. Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos¨. (La Biblia, Versión Reina Valera 1960)

Continuando con nuestro énfasis en este nuevo año, hoy empezaremos una serie de mensajes con el tema de Dios. Este es un tema muy extenso.

Cuando hablamos de Dios con mayúscula nos referimos al Dios Verdadero; los que no lo son se escriben con minúscula, siempre que nos vayamos a referir por alguna razón a ellos. Dios se escribe con mayúscula porque se refiere al Dios que es persona. Nos referimos al único Dios que ve, nos referimos al único Dios que oye, nos referimos al único Dios que habla, nos referimos al único Dios que huele, nos referimos al único Dios que camina, nos referimos al único Dios que palpa, nos referimos al único Dios que existe, diferente totalmente de los ídolos forjados por el hombre: ¨El carpintero tiende la regla, lo señala con almagre, lo labra con los cepillos, le da figura con el compás, lo hace en forma de varón, a semejanza de hombre hermoso, para tenerlo en casa. Corta cedros, y toma ciprés y encina, que crecen entre los árboles del bosque; planta pino, que se críe con la lluvia. De él se sirve luego el hombre para quemar, y toma de ellos para calentarse; enciende también el horno, y cuece panes; hace además un dios, y lo adora; fabrica un ídolo, y se arrodilla delante de él. Parte del leño quema en el fuego; con parte de él come carne, prepara un asado, y se sacia; después se calienta, y dice: ¡Oh! me he calentado, he visto el fuego; y hace del sobrante un dios, un ídolo suyo; se postra delante de él, lo adora, y le ruega diciendo: Líbrame, porque mi Dios eres tú¨ (Isaías 44:13-17).

Nosotros estamos hablando del Dios de la Biblia, del Dios del que habla la Biblia, nos referimos al Dios que habla en la Biblia.

Pudiendo hacer todo lo que hemos descrito: que ve, que oye, que habla, etc., este Dios sin embargo no es como nosotros, más bien nosotros los hombres hemos sido hechos a su imagen y semejanza (Génesis 1: 26,27). No es como nosotros porque este Dios es Espíritu: ¨Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren¨ (Juan 4:24). Y precisamente por esa condición que nos imposibilita a nosotros los seres humanos poder verlo, él mismo se ha dado a conocer en la persona de Jesús; o sea, que como nadie lo podía ver, él se ha dado a conocer en la persona humana de su Hijo Jesucristo: ¨A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer¨ (Juan 1:18). Estaremos hablando en otro mensaje de todo lo que encierra el misterio de la encarnación. Por ahora nos limitaremos a decir algunas cosas generales con respecto a Dios.

1.- Este es el Dios Verdadero.

Cuando estudiamos las culturas de la tierra vemos que todas ellas tienen sus divinidades. Estas divinidades están relacionadas por lo general con los fenómenos de la naturaleza, como el viento, el fuego, la tierra, el sol, etc. Están relacionadas también con los sentimientos y las cosas intangibles de la mente humana, como el amor y la sabiduría, etc. De otra manera, están relacionadas igualmente con los hechos de la humanidad, con el accionar del hombre, como la guerra, el comercio, el arte, etc.

Las grandes civilizaciones que han existido no han sido ajenas sin embargo a la concepción de la existencia de un ser supremo, a pesar de su grande vitrina de dioses. Por eso encontramos a la cultura egipcia con su Amón Ra, aunque durante el tiempo de akhenaton (entre los años 1353 a 1338 a.C) los egipcios adoraron a Atón, un dios al que llegaron a considerar como el único dios. Seguimos con la cultura persa con su Ahura Mazda, la cultura asirio-babilónica con Marduk, la cultura griega con Zeus y la cultura romana con Júpiter.

En todas estas civilizaciones y muchas más, estas divinidades a menudo se relacionaban con personas humanas. O sea, la representación de estas divinidades estaba personificada por una figura humana, y a veces mitad humano mitad animal (antropozoomorfismo). Recordemos lo dicho por el apóstol Pablo en su carta de Romanos: ¨Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles¨ (Romanos 1:21-23). También los faraones, reyes y emperadores se proclamaban ellos mismos como la personificación de esas divinidades.

Debemos saber que detrás de todas esas aberraciones religiosas está la intervención de Satanás, puesto que en su anhelo de querer ocupar el lugar de Dios él ha colocado a la humanidad perdida en el camino equivocado. Esta pretensión satánica será la que hará que finalmente se manifieste el anticristo.

Este hecho registrado en las diferentes civilizaciones de tener a un dios al que se considera por encima de los demás dioses, nos habla también del gran vacío existencial del hombre. Estas son como ráfagas de revelación que le llegan al hombre acerca de la existencia de ese Dios verdadero, como lo explicó el apóstol Pablo cuando habló a los del Areópago en Atenas, que estaban adorando ¨Al Dios No Conocido¨. En esa ocasión Pablo hizo la siguiente reflexión: ¨porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio¨ (Hechos 17:23). Es por ello que se hace tan urgente siempre, que prediquemos y enseñemos la verdad de las Sagradas Escrituras.

En la Biblia encontramos la batalla que libraron Moisés y Aarón frente a los magos egipcios para demostrar que Jehová es el Dios verdadero. Esta demostración era sobre todo importante para que los hebreos vieran el poder de Dios por encima de los dioses falsos de Egipto. Moisés tenía frente al pueblo de Dios la misión no sólo de liberarles de la esclavitud del opresor humano, sino también y mucho más, librarles de la esclavitud del opresor espiritual, pues ellos se habían acostumbrado en un periodo de cuatrocientos años a una cultura ajena a sus antepasados. Sus antepasados Abraham, Isaac y Jacob eran monoteístas, y Moisés tuvo que batallar duramente con ellos para regresarles a la fe genuina.

En el libro de Exodo Dios mostró, de manera particular, evidencias a Moisés acerca de su gran poder y de su persona, porque Moisés mismo necesitaba estas evidencias para confirmar su fe en el Dios verdadero. Usted puede leer todo el relato de esta experiencia en los capítulos 3 y 4 de Exodo. Toda persona necesita tener algún tipo de experiencia personal como la de Moisés y de esta manera creer en el Dios verdadero y ser salvo.

Dios existe independientemente de mí, de que yo lo crea o que yo lo diga. Pero él no puede hacer nada por nosotros a menos que tengamos fe en él, que creamos en él: ¨Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan¨ (Hebreos 11: 6).

2.- Este es el Dios de Sustancia Compleja.

Dios no es un ser simple, es un ser complejo, tan complejo que si no fuera porque él mismo se revela, para nosotros sería imposible conocerle. Y una de las grandes verdades de la Biblia es que Dios se nos ha revelado, tal y como nos lo dice Hebreos 1:1-3. Porque Dios sabe de nuestra imposibilidad para conocerle, él se ha dado a conocer y se da a conocer aún de múltiples maneras.

Una de las complejidades de Dios es su personalidad, ésta se define en teología como la trinidad de Dios. Este concepto es en sí mismo un elevado misterio que nos plantea que Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo, y todo esto a la vez, y al mismo tiempo. O sea que Dios no tiene un yo como el de nosotros, sino que su yo es complejo, como su personalidad. Este tema de la trinidad de Dios, y cada una de sus manifestaciones, las estudiaremos de manera separada; mientras tanto es necesario que entendamos esta verdad de que Dios se ha manifestado en tres personas y que estas tres personas constituyen de manera misteriosa un único Dios. Aunque es el Dios Trino es también Uno. No creemos en tres dioses, sino en un Dios en tres personas.

Esta personalidad compleja de Dios no nos debe sorprender, puesto que no estamos tratando con un ser cualquiera, sino con el único ser que no puede ser comparado con ningún otro. Dios no tiene paralelo ni como Padre, ni como Hijo, ni como Espíritu Santo. Es por ello que se presenta a Moisés como: ¨YO SOY EL QUE SOY¨ (Exodo 3:14). Y esta expresión, que de múltiples formas repite nuestro Señor Jesucristo en el evangelio según San Juan, es una de las pruebas irrefutables de la divinidad de Jesús, de su relación inseparable con el único Dios; o sea, que Jesús es el Jehová del Antiguo Testamento.

La complejidad de Dios no sólo la vemos en el misterio de la trinidad, sino que la podemos ver en todas las cosas creadas por él. Tanto en la criatura más grande como en la más pequeña, podemos ver innumerables complejidades, magníficos detalles. Pero a pesar de esa complejidad de Dios, él es a la vez simple, fácil. Dios no es pedante, no es vanidoso como nosotros. Es por ello que él puede exhibir su grandeza sin lesionarse él mismo ni lesionar a los demás, cosa esta que es tan difícil con relación al hombre.

Basta sólo ver el cielo en una noche estrellada para que podamos contemplar la gran complejidad del Dios Creador. El rey David exclamó ante la bastedad del universo: ¨Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de sus manos.¨ (Salmos 19:1).

Cuando planteamos la existencia de Dios nos encontramos con el hecho de que El es, y simplente. El es, siempre ha sido y siempre será. No tiene un principio y no tendrá un fin, más bien él es la razón de ser de todas las cosas. Hay una palabra que define esa complejidad: ¨Todopoderoso¨ (Apocalipsis 1:8). El existe a pesar de la incredulidad o de la negación de los llamados ateos. El no dejará de estar ahí, como no se puede tapar el sol con un dedo y luego decir por eso que el sol no existe. En el libro de Apocalipsis él mismo se presenta como el Alfa y Omega, el principio y fin de todas las cosas (Apocalipsis 1:8).

3.- Este es el Dios Personal.

Este es el único Dios que se relaciona con sus criaturas, no está lejano. A pesar de su trascendencia él se hace inmanente, cercano al hombre. La trascendencia es aquella condición que hace a Dios diferente, separado de su creación y de sus criaturas; y su inmanencia es aquella condición que lo acerca a nosotros. El impulso poderoso de su amor nos invade. No obstante esto, debemos estar muy claros que existe una enorme distancia entre nosotros y Dios, y que debemos guardar con reverencia esa distancia. Pero Dios está muy cercano a nosotros a pesar de la enorme distancia.

Esta distancia es tanto de espacio como de condición moral. En el sentido geográfico nosotros estamos en la tierra y Dios está en el Cielo, un lugar muy lejano. En el sentido moral, Dios es santo, mientras nosotros somos pecadores. Esta condición de pecado nuestra es la que nos mantiene alejados de Dios, tal y como nos lo dice el apóstol Pablo en Romanos 3:23: ¨por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios¨. Y por el hecho de que él es una persona y no una cosa ni una fuerza, sino un ser con sentimientos, es que él se ha preocupado por relacionarse con nosotros, por salvar la distancia que nos separa.

Es por ser persona que Dios se preocupa de manera personal por sus criaturas. Dios no es sólo una inteligencia en el universo, no es un alienígena que se pasea de galaxia en galaxia. Muchos han tratado de reducir a Dios a un simple concepto filosófico y mezclarlo de esa manera en una masa cósmica haciéndolo uno con el todo, pero nada más alejado de la verdad.

La idea equivocada del panteísmo, que plantea que todo es dios, no concuerda para nada con el Dios de la Biblia. Esta idea hace de Dios un ser impersonal, inconsciente; y lo exculpa de toda responsabilidad con su creación y sus criaturas. Quienes plantean este tipo de creencia procuran una clase de Dios que no se inmiscuya en sus asuntos y que no les trace pautas, que no les diga como deben vivir.

El nombre de ese Dios que se relaciona con el hombre se dio a conocer a Moisés en el monte Horeb: ¨Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios¨ (Exodo 3:6). Ante la preocupación de Moisés acerca de la identidad de Dios, vemos que Dios se da a conocer de manera que Moisés lo pudiera entender: ¨Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé? Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros. Además dijo Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos¨ (Exodo 3:13-15).

Yo estoy feliz con el Dios personal de la Biblia. Este el Dios con el que puedo hablar, al que le puedo decir mis problemas y con el que puedo contar. Sé que cuando hablo con Dios no estoy hablando conmigo mismo, porque recibo de él las respuestas a mis inquietudes y oraciones.

Sé que Dios se preocupa por el hombre. Dios vino a este mundo por el hombre. Se hizo hombre por causa del hombre, dio su vida por el hombre. El quiere relacionarse con el hombre. Un aspecto sobresaliente de Dios como persona es el hecho de que él es el que toma la iniciativa de darse a conocer: ¨Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero¨ (I Juan 4:19).

Si usted no ha tenido la experiencia personal de conocer a Dios, hoy, ahora, usted puede tener esa bendita experiencia. Recuerde, Dios se ha hecho cercano en la persona de Jesús para que usted lo pueda conocer. Lo único que usted tiene que hacer es creer que Jesucristo vino a este mundo y murió en la cruz, fue sepultado y resucitó al tercer día. Si usted cree esto en su corazón y lo confiesa con sus labios, con su boca; si lo hace suyo y lo repite de manera sincera, la Biblia enseña que usted será salvo.

Leandro González

Mensaje predicado por Leandro González en la Primera Iglesia Bautista de Mao el 10 de enero de 2010.


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