lunes, 17 de mayo de 2010

El CRISTIANO Y EL MUNDO

I Juan 2:15-17


¨No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre¨.

Hace treinta años este estaba supuesto a ser un tema de cierta controversia, pero el cristiano promedio era consciente de la necesidad de que se hablase con seriedad acerca de la condición del cristiano frente al orden social o frente a las cosas del mundo. En el día de hoy este no parece ser un tema que preocupe al promedio de la nueva generación de cristianos, puesto que vemos como cada día más congregaciones y personas cristianas están cediendo a las presiones del mundo. Para muchos resulta hasta cursi que se considere la idea de los límites que deben ser considerados por un cristiano en su rol con el mundo, por ejemplo, el tema del cine o de las bebidas alcohólicas.

Por ejemplo, antes era muy claro para cualquiera persona que se hacía cristiana, que los cristianos no tomamos alcohol. En el día de hoy uno se puede encontrar con cristianos que defienden su derecho a beberse su copita, y hasta algunos cristianos que forman parte del mundo de las comunicaciones y las promociones comerciales, no lo piensan dos veces a la hora de ser parte de un comercial de bebidas alcohólicas o de cigarrillos.

Pero creo que el cristiano sí debe tener cuidado de cómo se relaciona con el mundo; eso no es un asunto del pasado, es un asunto de siempre. No podemos adecuar la Biblia a los tiempos. En lo único que los cristianos tenemos el deber de hacer que la Biblia esté a la altura de los tiempos es en el uso del lenguaje y de adecuar la Palabra de Dios a los cambios que sufren los diferentes idiomas del mundo, pero nunca en la esencia de lo que son las demandas del Señor para los creyentes. Sabemos que el Señor es el mismo y que el Señor no negocia sus principios: ¨Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos¨ (Hebreos 13:8). Y ahí mismo nos dice el escritor de la carta a los hebreos lo siguiente: ¨No os dejéis llevar de doctrinas diversas y extrañas; porque buena cosa es afirmar el corazón con la gracia, no con viandas, que nunca aprovecharon a los que se han ocupado de ellas¨ (Hebreos 13:9).

Hay muchas cosas de las que los cristianos podemos participar como todas las personas, pero no todas nos son convenientes; en esas cosas debemos aprender a detectar la diferencia: ¨Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna¨ (I Corintios 6:12). Así que el cristiano tiene sus limitaciones en el mundo, y el que no está claro en cuanto a esto, corre el peligro de caer en las trampas del enemigo: ¨Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo¨ (I Pedro 5:8,9).

Parece que deberíamos estar muy contentos porque el evangelio se vuelve cada día más popular entre muchas personas en el día de hoy. Pero debemos celebrar con cautela porque es posible que el evangelio al que hacemos alusión se esté ofertando más barato. No que haya bajado de precio, sino que hay muchos pastores, iglesias y consejeros cristianos que más que ofertar el evangelio, están ofreciendo una atractiva solución a los problemas que las personas tienen a la vista, sin importar las consecuencias eternas que esto conlleve. La preocupación nuestra en ese sentido es la misma que dominaba el corazón de Bonhoeffer en Alemania en 1939. Bonhoeffer dice de la gracia barata: “Es la predicación del perdón sin requerir arrepentimiento, el bautismo sin la disciplina de la iglesia, la comunión sin la confesión, la absolución sin la confesión personal. La gracia barata es la gracia sin discipulado, la gracia sin la cruz, la gracia sin Jesucristo, vivo y encarnado”.

Hay muchas personas famosas que están entrando a la iglesia. ¿Será por la poca demanda que se les hace de parte de quienes les predicaron? ¿Hasta dónde saben estas personas de las demandas éticas de Jesús Vs. el mundo en que ellos estaban acostumbrados a desenvolverse? Existe el peligro de que esta gente esté sinceramente equivocada. La culpa es de quienes los han evangelizado, al presentarles un evangelio a medias, o un evangelio sin demandas. Muchas de esas personas siguen participando de las cosas del mundo. Algunos artistas hacen sus fiestas donde la gente baila y bebe y se emborracha, y algunos hasta quieren predicar en ese ambiente y hasta dedicar la fiesta al Señor, mezclando lo santo con lo profano, y por qué no decirlo, la luz con las tinieblas. Tristemente parece que el mundo está en la iglesia.

Las formas de adoración de muchas congregaciones no parece diferenciarse en nada de lo que es una fiesta mundana. Ahora se usan las danzas, no nos asombremos cuando en los cultos cada cual agarre su pareja. ¡De qué manera el mundo está arropando la iglesia! Muchos de nuestros líderes se pasan de carismáticos al buscar que la gente del mundo se sienta cada vez más familiarizada dentro de la iglesia con ese ambiente del que ellos vienen.

La iglesia no parece estar brindando nada distinto a los que vienen del mundo. Ah, pero eso sí, se les oferta un culto donde se pretende hacer demostración del ¨gran poder de Dios¨. Muchos predicadores modernos más bien se parecen al mago Simón del que nos habla la Biblia en Hechos 8: 9-11: ¨Pero había un hombre llamado Simón, que antes ejercía la magia en aquella ciudad, y había engañado a la gente de Samaria, haciéndose pasar por algún grande. A éste oían atentamente todos, desde el más pequeño hasta el más grande, diciendo: Este es el gran poder de Dios. Y le estaban atentos, porque con sus artes mágicas les había engañado mucho tiempo¨ (Hechos 8:9-11). Así que estos predicadores modernos, mediante la manipulación y la sugestión de los presentes, con actos que más bien parecen actos espiritistas o cualquiera otra cosa, menos un culto al Dios verdadero, seducen a los presentes dándoles además falsas esperanzas.

La iglesia no sólo necesita ser diferente del mundo, sino que necesita estar separada del mundo en cuanto a las prácticas comunes que definen el mundo y sus deseos. Note usted lo que la Biblia nos dice: ¨¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios¨ (Santiago 4:4).

Veamos rápidamente los siguientes tres tópicos en relación con el cristiano y el mundo:

1.- El Cristiano y las Relaciones Comerciales.

No todo lo que es legal en el mundo es bueno para un cristiano. Los negocios de bebidas alcohólicas y de cigarrillos es algo legal en el mundo, pero eso no significa que los cristianos que tienen negocios, pueden comercializar esos productos. Las bancas de apuestas, la lotería y los juegos de azar en sentido general, los casinos, bingos, etc., son un asunto legal en la mayoría de los países del mundo, pero eso no significa que los cristianos puedan hacer este tipo de negocio. La relación de un cristiano con algunas de estas manifestaciones ya sea como colaboradores, como dueños, como consumidores, como participantes, es algo que está en contra de la ética bíblica.

Hay muchos cristianos que han perdido el gozo de su salvación y tienen un funesto testimonio, porque han faltado a su lealtad al Señor por su apego y amor al dinero, y debemos recalcar en este sentido lo que nos dice la Biblia: ¨Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores¨ (I Timoteo 6:9,10). Fue el escritor y novelista Alejandro Dumas que dijo: ¨No estimes el dinero ni en más ni en menos de lo que vale, porque es un buen siervo y un mal amo¨.

Muchos cristianos piensan que pueden hacer una separación entre su fe en Dios y sus relaciones comerciales, pero para el cristiano, los principios del Señor abarcan todo en la vida, desde las cosas personales y familiares hasta sus relaciones de amistad y de negocio. No hay nada que un cristiano haga en este mundo que no esté normado por la Palabra de Dios. Por eso nos dice la Biblia que todo lo que hagamos lo debemos hacer como para el Señor: ¨Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís¨ (Colosenses 3:23). Así que por ética y por principio, y por conveniencia para la obra del Señor, hay tipos de negocios en los que el cristiano no debe participar y hasta hay tipos de negocios que el cristiano debe repudiar y enfrentar.

2.- El Cristiano y el Arte en Sentido General.

Debemos tener cuidado con el tipo de manifestación artística tanto dentro como fuera de la iglesia. Tanto en la pintura, en la escultura como en la música, el canto y cualquier tipo de manifestación del arte en sentido general. Muchos ofenden a Dios al involucrarse con tipos de música que no honran, sino que más bien deshonran a Dios e invitan a los oyentes a blasfemar el nombre del Señor y a burlarse de las cosas santas.

El cristiano no debe ser ocasión de tropiezo para nadie; ni para los impíos ni para alguno de los pequeñitos como dice el Señor. Veamos este pasaje que es tan claro en este sentido: ¨Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar.¡Ay del mundo por los tropiezos! porque es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo! Por tanto, si tu mano o tu pie te es ocasión de caer, córtalo y échalo de ti; mejor te es entrar en la vida cojo o manco, que teniendo dos manos o dos pies ser echado en el fuego eterno. Y si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti; mejor te es entrar con un solo ojo en la vida, que teniendo dos ojos ser echado en el infierno de fuego¨ (Mateo 18:6-9).

Dios es quien nos ha dado el don para ser artistas, pero espera que lo usemos para darle la gloria a él, como en todas las cosas, no para crear controversia o para ser de confusión entre los hermanos o crear desacuerdos en la iglesia.

No estoy en contra de que los que tienen el don de cantar o de ser músicos dentro de las iglesias ganen dinero con su talento, pero se debe tener cuidado que estas manifestaciones artísticas no rivalicen con los demás ministerios de las iglesias.

Los artistas plásticos cristianos deben tener cuidado con las imágenes que pintan, ya que estas no deben incitar de ninguna manera a la veneración de las imágenes, porque esto es idolatría. No todo el dinero lo debemos ganar. Debemos aprender a decir que no y aprovechar esos momentos para dar testimonio de nuestra fe.

El don de artista es un don dado por Dios. Lo vemos en las instrucciones dadas por Dios a Moisés para la construcción del tabernáculo: ¨Habló Jehová a Moisés, diciendo: Mira, yo he llamado por nombre a Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá; y lo he llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría y en inteligencia, en ciencia y en todo arte, para inventar diseños, para trabajar en oro, en plata y en bronce, y en artificio de piedras para engastarlas, y en artificio de madera; para trabajar en toda clase de labor¨ (Exodo 31:1-5). Queda claro entonces, que los artistas cristianos tienen licencia departe del Señor solamente en aquellas obras de arte que no ofendan el nombre del Señor y que no sean un objeto de adoración. Además es bueno destacar que cualquiera obra de arte es una creación pasajera, efímera; que está destinada a la desaparición, por lo tanto no constituye un bien eterno, ni para el artista ni para el coleccionista.

3.- El Cristiano y la Diversión y el Ocio.

Se debe redefinir a la luz de la Biblia cuáles son los límites que tiene el cristiano en este mundo. Tal parece en muchos casos como si no hubiese distinción alguna entre un cristiano y un mundano. Tal parece como que la única diferencia es que uno va a la iglesia y el otro no. Lo que debe definir a un cristiano no es solamente que uno vaya a la iglesia o que sea miembro de una iglesia, sino que un verdadero cristiano es aquel que lo demuestra en su vida cotidiana y en su manera de ser y de hablar. En lo que hace se define a un cristiano: ¨Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego.Así que, por sus frutos los conoceréis¨ (Mateo 7:16-20).

No me imagino a un cristiano participando en apuestas en un casino, dependiendo de la suerte y haciéndose a adicto a los juegos. Ese debería ser un problema con el que los pastores deberíamos lidiar entre los hermanos que no se sujetan a la Palabra, pero esa no debe ser una conducta aceptada por los cristianos. Pero parece que en muchas congregaciones no se hace énfasis en la necesidad de apartarse de esas prácticas una vez que se ha conocido al Señor.

Muchos cristianos de hoy parecen no saber que no es costumbre de los cristianos el reunirse con amigos a beber ron, y mucho menos a emborracharse. Los cristianos tenemos que apartarnos cada día más de las cosas que no son santas, que no son agradables para Dios, que no honran al Señor y que pudieran ser una afrenta para la iglesia y para nuestro testimonio, y no debemos ser de tropiezo para nadie. Debemos cuidar nuestro testimonio.

Es muy preocupante ver como muchos toman el día del Señor para irse de playa o de resorts. Hoy hasta hay operadoras de tours cristianos que ofrecen paquetes por todo el fin de semana que incluye el domingo. Esto comenzó con incluir el domingo en los programas de los campamentos de las iglesias. Hoy día se hacen conciertos paralelos en el día del Señor. De esta manera los creyentes están haciendo negocio en el día del Señor; se van de los templos a los estadios y a los teatros desoyendo la voz de sus pastores, a divertirse. El día del Señor es para ir a la iglesia, participar de la escuela dominical con la familia y del culto de adoración, para dedicarlo a labores cristianas propiamente, no para ir a un concierto, aunque sea para ver a un cantante cristiano.

Las iglesias se están volviendo mundanas, el mundo parece que ganó la batalla en ese sentido a la iglesia. Muchos de nuestros cultos están repletos de canciones, de danzas, de arte, mucho arte, un derroche de talentos artísticos y poca o ninguna palabra predicada. Creo que el culto debe ser equilibrado. Muchas iglesias tiene hora y media de alabanza y quince minutos de predicación. Y Muchos predicadores hasta se contentan con esta fórmula, porque les da la oportunidad de hacer el menor esfuerzo cada semana al preparar sus sermones.

Los púlpitos están languideciendo en muchos lugares. Y en muchas partes donde se nota cierto dinamismo, muchas veces es por la figura del predicador más que por la importancia de su mensaje, o por el apego que este tenga a la Palabra de Dios. Muchas veces es más importante que diga ¨Gloria a Dios¨ y ¨Aleluya¨ a que predique un sermón congruente. La gente muchas veces pone más atención en el estilo del sermón que en el sermón mismo. Pero es necesario que volvamos a predicar ¨el potente mensaje de la Palabra de Dios¨, como era el eslogan de cierto programa cristiano de radio y televisión.

Leandro González.


Sermón predicado en la Primera Iglesia Bautista de Mao, República Dominicana, el 16 de mayo de 2010.

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