domingo, 3 de enero de 2010

LA BIBLIA

2 Timoteo 3: 16,17
¨Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra¨.

Todas las religiones tienen sus libros que consideran sagrados. Los creyentes de cada religión consideran las palabras de esos libros como una autoridad, y defienden las ideas y pensamientos contenidos en ellos como si fueran la verdad, y hasta estarían dispuestos a morir por ello. Los seguidores de cada religión creen que lo que sus libros dicen es algo que tiene que ser aceptado incondicionalmente, por cuanto son cosas que están por encima de lo natural, o sea, que no es humano o que no es de este mundo.

Cuando hago esta reflexión estoy pensando en las grandes religiones del mundo, dentro de las cuales está también el cristianismo, cuyo libro sagrado es la Biblia.

Siguiendo con este pensamiento, hay dos grandes religiones más que tienen como tronco común el pueblo Hebreo y parte de su historia; además tienen en común la figura de un hombre: Abraham. Estas religiones tienen en común también que las tres son monoteistas, o sea que creen en un solo Dios, diferente de las demás que son politeistas. Estas religiones son el Judaismo y el Islamismo. Los judaistas tienen parte de la Biblia como su libro sagrado, el Antiguo Testamento básicamente, y descartan el Nuevo Testamento, o sea que la Biblia de los judaistas sólo llega hasta el libro de Malaquías. El libro sagrado de los Islamistas (que son los musulmanes) es el Corán, que aunque tiene algunas referencias a la Biblia, no tiene el carácter único de esta.

Las otras religiones que mencionaré aquí, que también entran en el grupo de religiones mayoritarias por el gran número de seguidores que tienen y por su larga historia, son el Budismo, el confucianismo, el hinduismo y el taoismo. Con relación al budismo, no se puede hablar de un solo libro sagrado, sino que es necesario considerar un canon mucho más disperso; por lo menos tres corrientes del budismo se disputan la autoridad literaria: 1) el canon pali, 2) el canon chino y 3) el canon tibetano.

El canon de la filosofía confucianista, que son las ideas de Confucio, está compuesto por los llamados Cuatro Libros: 1) Gran Saber, 2) Doctrina de la Medianía, 3) Analectas y 4) Mencio. Los libros sagrados de los hinduistas son los libros Vedas que incluyen una gran cantidad de textos antiguos. Dentro de estos se destacan el Upanishad y los cuatro Vedas (Rig Vedá, Láyur Vedá, Sama Vedá y Atarvha Vedá). Finalmente, el libro sagrado del taoísmo es el Tao Te Ching.

Mucho del contenido de estos escritos y mucha de la filosofía de vida y ética que contienen, no necesariamente son contrarios a lo que enseña la Biblia, pero ninguno de estos libros sagrados puede exhibir la grandeza, ni soportar la prueba a la que ha sido sometida la Biblia por el hombre y por las fuerzas del mundo espiritual. Hay mucho de fantasía e imaginación humanas en los libros llamados sagrados de las demás religiones. Pero todo lo que está relatado en la Biblia es auténtico y puede ser corroborado por la arqueología, y no ha podido ser contradicho con éxito, a pesar de los intentos que se han hecho. Todos sabemos de la más reciente saga literaria y cinematográfica del escritor Dan Brown, ¨El Código Da Vinci¨, que con pretendida autoridad busca desacreditar el contenido del texto sagrado de la Biblia.

A este tipo de ataques los creyentes debemos estar listos para presentar defensa de nuestra fe, tal y como nos lo manda la Biblia: ¨sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros; teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo¨ (I Pedro 3:15,16).

En esta ocasión tenemos el interés de enseñar el alcance y valor de la Biblia. Este es un tema de gran importancia para todo creyente evangélico, puesto que todo lo que creemos está contenido en este libro santo. La Biblia es el libro de nosotros los cristianos, pero es mucho más que eso. Vamos a ver brevemente que la Biblia es la Palabra de Dios, veremos también que la Biblia es la Verdad, y finalmente veremos que la Biblia es Infalible.

1.- La Biblia es la Palabra de Dios.

La Biblia no es producto de la mente humana, no es un invento de los hombres. ¿Qué hombre podría jamás imaginar siquiera los hechos y los conceptos contenidos en la Biblia? Ni las concepciones mitológicas de la antigua Grecia pueden superar con su grandiosa fantasía las extraordinarias historias reales que se cuentan en la Biblia. Sin ser fantasía, la Biblia deslumbra al lector con sus maravillosos relatos. Cuando los grandes cineastas llevan a la pantalla la narrativa bíblica nos dejan boquiabiertos al recrearnos aquellos acontecimientos tan llenos de dramatismo. Ya sea que se trate de historias del Antiguo Testamento como el cruce del Mar Rojo, o del magnífico relato de la Pasión de Cristo, no hay nada escrito que se pueda comparar con esto. Porque esta es la Palabra de Dios.

Aunque Dios utilizó hombres para escribirla, esta fue inspirada por él mismo. Así nos lo dice el propio texto sagrado: ¨Toda la Escritura es inspirada por Dios¨ (2 Timoteo 3:16). Esto quiere decir que la Biblia tiene un solo autor, Dios. Por medio de su Espíritu Santo, Dios dio, reveló, transmitió al hombre su palabra. El Señor Jesucristo dijo a sus discípulos que el Espíritu Santo les recordaría todas las cosas: ¨Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir¨ (Juan 16:13).

Dios usó hombres a los cuales dictó de manera sobrenatural todo lo que él quería que nosotros supiéramos acerca de él y de su propósito para con la humanidad. A esto se le llama inspiración plenaria o completa, esto significa que todo el contenido bíblico ha seguido una dirección divina, desde el Génesis hasta el Apocalipsis. En todo el arreglo de ella Dios ha intervenido. Dios no ha dejado al azar nada de lo que tiene que ver con su Palabra. Recordemos el versículo bíblico que dice: ¨Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido¨ (Mateo 5:18). Esto claramente nos quiere decir que Dios se ha tomado su cuidado en el más mínimo detalle del contenido bíblico. Así que cuando tome próximamente su Biblia en las manos sepa que está frente a un libro sin igual, es el libro de Dios. Y es el libro de Dios para nosotros. En él Dios nos señala el camino para que volvamos a El: ¨ Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí¨ (Juan 14:6).

En la Biblia encontramos entonces el registro de los hechos que tienen que ver con las acciones divinas a favor del hombre, y también encontramos las instrucciones de Dios, sus principios y enseñanzas, los cuales son imprescindibles para que nosotros andemos en su voluntad.

Si la Biblia es la Palabra de Dios, entonces es el único libro que puede ser catalogado de esa manera, ningún otro libro puede ser la Palabra de Dios. Lo siento por las demás religiones que tienen sus libros a los cuales consideran sagrados, porque según la propia Biblia lamentablemente tienen que estar equivocados. Según lo que el apóstol Pedro nos dice, nada se compara con la Biblia: ¨Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo¨ (2 Pedro 1:19-21).

Entonces queda claro que la Biblia, y sólo la Biblia es la Palabra de Dios, y por lo tanto para los cristianos es la única fuente de autoridad en materia de fe, conducta, doctrina u opinión de cualquier clase. Todo sentido crítico debe ser sometido al escrutinio de la Biblia.

2.- La Biblia es La Verdad.

Si la Biblia es la Palabra de Dios, entonces la Biblia es la Verdad. Fíjese como nos dice nuestro texto acerca de la Biblia: ¨y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia¨ (2 Timoteo 3:16). La Escritura es confiable, es segura, es certera, es de gran utilidad a la hora de enfrentar la mentira y los errores que vienen disfrazados de verdad y que la propia Biblia denomina como doctrina de demonios: ¨Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios¨ (I Timoteo 4:1). Es por ello que el escritor de la carta a los Hebreos, al igual que Pablo en Efesios 6:17, compara la Biblia con una espada, un arma poderosa que escudriña lo más escondido: ¨ Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón¨ (Hebreos 4:12).

Cuando Jesús estaba siendo interrogado por Pilato, hizo una afirmación desconcertante: ¨Le dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz¨ (Juan 18:37). Esto provocó que Pilato hiciera una pregunta muy atinada e inteligente: ¨ Le dijo Pilato: ¿Qué es la verdad?¨ (Juan 18:38). Pero tal parece que esta pregunta de Pilato fue hecha con un dejo de incredulidad y desprecio pues no esperaba ninguna respuesta. Como muchos hoy, Pilato pensaba que nadie tiene la verdad absoluta, que la verdad es relativa, o sea, que cada uno tiene su verdad. Pilato ignoró la verdad encarnada que estaba frente a él, porque Jesús es el verbo de Dios encarnado, la Palabra poderosa y creadora de Génesis 1:1; la verdad misma, según el propio Jesús lo dijo: ¨Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí¨ (Juan 14:6).

La carta a los Hebreos nos enseña que Jesús es la revelación por excelencia de Dios: ¨Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas¨ (Hebreos 1:1-3). Al decirnos esto, el escritor inspirado nos da la certeza de que estamos ante alguien singular. Y todo esto está relatado precisamente en la Biblia, lo cual hace de este libro la verdad.

Este libro es la verdad o es la mentira más grande que jamás se haya dicho; yo me inclino reverente ante lo primero. Usted sólo puede hacer una de dos cosas con la Biblia, o bien la acepta como la Verdad revelada de Dios y se salva, o mal la rechaza completamente para su eterna perdición. Rechazarla o aceptarla tiene consecuencias eternas.

Lo que está relatado en la Biblia, poniendo de relieve de manera especial la persona de Jesús, es tan extraordinario e incomparable que no puede ser encontrado en ningún otro lugar. Todo lo que la Biblia dice en el Antiguo Testamento acerca de la persona de Jesús se ha cumplido al pie de la letra en el Nuevo Testamento. Y con el cumplimiento de las profecías del Señor al través de la historia y en los hechos del día de hoy, se corrobora la autenticidad del texto Sagrado. Una de las pruebas de que la Biblia es la verdad, que el mundo puede ver con asombroso realismo cada día en los medios de comunicación, son los acontecimientos relacionados con el pueblo judío, una nación que ha soportado todo intento de aniquilación.

Los seres humanos no podíamos ser dejados por Dios a la deriva, a merced de nuestros propios pensamientos e ideas caprichosas. No, de ninguna manera, Dios no podía dejar su creación vagando sin asidero y sin fundamento en el vacío existencial. El no sólo es el Creador del mundo, sino que él lo sustenta, lo cuida, lo dirige, lo guía hasta el fin o propósito que él ha señalado, este es el misterio de la verdad revelada en la Biblia y que los hombres incrédulos se empeñan en negar.

La Biblia es la Verdad, la verdad de todas las cosas, el libro que nos dice como debemos vivir. El libro que traza las pautas de qué es bueno y qué es malo. Si usted quiere saber si lo que piensa, dice o hace es correcto, usted debe examinarlo a la luz de la Biblia. La Biblia es nuestro manual de referencia, es el manual del Creador. Es el libro que nos dice como es que funciona bien el individuo; es el libro que nos dice como funciona bien la familia; es el libro que nos dice como funciona bien la sociedad y el mundo. Si no hacemos caso a esta verdad, viviremos llenos de errores y mentiras, seremos eternamente engañados por el diablo, el enemigo de la Biblia, el enemigo de la verdad, el enemigo de Dios y el enemigo de todos nosotros.

3.- La Biblia es Infalible.

Esto significa que no se equivoca, y no se equivoca porque es la Palabra de Dios, pues Dios no se equivoca. La Biblia es inerrante, no tiene error de ninguna clase. Algunos han tratado de encontrar error en la Biblia pero no han tenido éxito. Pero la Biblia no esconde las equivocaciones éticas cometidas por los hombres que Dios usó para escribirla. Esta es la cosa más grande que demuestra la procedencia divina de la Biblia, que siendo escrita por hombres como nosotros, llenos de debilidades e imperfeccciones, ella es perfecta de principio a fin. Dios no usó a esos hombres porque ellos tuvieran algo especial, sino que más bien, ellos son especiales hoy porque Dios los eligió del montón para usarlos en una tarea tan grande como para escribir su palabra y legarnos a nosotros los hombres su voluntad.

Nuestro texto nos dice más bien que el propósito de la Biblia es hacer perfecto al hombre: ¨a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra¨ (2 Timoteo 3:17). Una cosa imperfecta no puede hacer a nadie perfecto, pero la Biblia hace al hombre y a la mujer de Dios perfectos, porque ella es perfecta. En todo caso el problema de la perfectibilidad no se encuentra en la Biblia, sino en nosotros los hombres que nos negamos a vivir de acuerdo a lo que ella nos enseña.

Ya sea que se trate de cuestiones morales o espirituales, o que se trate de asuntos relacionados con hechos históricos o datos geográficos contenidos en el texto sagrado, la Biblia es confiable. Aunque la Biblia haya sido escrita por seres humanos factibles de error, la Biblia no contiene error alguno, y esto es así porque Dios ha tenido control absoluto de la Biblia y lo seguirá teniendo por toda la eternidad: ¨ El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán¨(Mateo 24:35). La Biblia no es un asunto humano, es un asunto que atañe a Dios, y por lo tanto él se ha encargado y se encargará aún de proteger su integridad.

Si hay una cosa que no está desamparada en este mundo es la Biblia; su existencia y permanencia no depende de ningún poder humano. Aun cuando Dios utilice cualquier poder religioso, político o militar para defenderla, la Biblia es de la exclusiva responsabilidad de Dios. Pero esto no significa que usted no pueda ser parte de los que creen en la Biblia, eso no sólo es bueno que usted lo haga, sino que es imprescindible para poder ser salvo. El hecho de que la Biblia es de la exclusiva responsabilidad de Dios no impide que usted se una a los que la defienden como la Palabra de Dios, es más, ese es deber de todo creyente. Jesús ha dicho de los que se avergüenzan de su Palabra, lo siguiente: ¨ Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras, de éste se avergonzará el Hijo del Hombre cuando venga en su gloria, y en la del Padre, y de los santos ángeles¨ (Lucas 9:26).

Es necesario que crea en la Biblia y lo que ella dice para ser salvo hoy.

Leandro González Peña

Sermón predicado en la Primera Iglesia Bautista de Mao, República Dominicana. Enero 3 de 2010.

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