domingo, 18 de julio de 2010

EVANGELIZACION Y MISIOLOGIA

Romanos 10: 8-18

¨Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado. Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! Mas no todos obedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios. Pero digo: ¿No han oído? Antes bien, Por toda la tierra ha salido la voz de ellos, Y hasta los fines de la tierra sus palabras¨.

Predicar el evangelio es una tarea de tiempo completo y una demanda del Señor Jesús para cada uno de los creyentes. No hay que ser un misionero o un evangelista para ir a predicar, tanto dentro como fuera de nuestra cultura. Aunque el Señor ha designado desde el principio a personas con un llamado especial, lo cierto es que evangelizar es un deber de todo cristiano hasta el final de su vida.

Lo que debemos proclamar son las buenas nuevas del reino: Que Jesucristo vino a este mundo para salvar al pecador, y que lo hizo por medio de su muerte en la cruz, que siendo él sin pecado, pagó por los pecados de todos los hombres, y que después de tres días de estar muerto, se levantó de la tumba, resucitó.

Este es el contenido del evangelio tal y como nos lo enseña la Biblia en I Corintios 15:3,4: ¨Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras¨. Después de escuchar esta verdad y creerla, todo el que manifieste fe genuina en él, será salvo de la perdición eterna que aguarda al pecador que no se arrepienta.

La proclamación del evangelio tiene urgencia por causa de la trascendencia de este mensaje. El pecador no alcanza a advertir el grave peligro en que se encuentra, por la ignorancia que invade su alma esclava del pecado. Y los creyentes tenemos el ineludible compromiso de ser centinelas sobre la torre, que advierte acerca del peligro que se avecina. La Palabra de Dios nos lo dice de estas manera: ¨Cuando yo dijere al impío: De cierto morirás; y tú no le amonestares ni le hablares, para que el impío sea apercibido de su mal camino a fin de que viva, el impío morirá por su maldad, pero su sangre demandaré de tu mano. Pero si tú amonestares al impío, y él no se convirtiere de su impiedad y de su mal camino, él morirá por su maldad, pero tú habrás librado tu alma¨ (Ezequiel 3: 18,19). Estas palabras del Señor deberían caer bien pesadas sobre nuestras conciencias cada vez que descuidamos el sagrado deber de predicar.

Por lo general esperamos una respuesta positiva departe del que escucha el evangelio, esperamos que se convierta; pero no siempre ocurre esto. La verdad es que, pese a nuestro anhelo de que las personas respondan con arrepentimiento al llamado del Señor, algunos serán indiferentes, y otros tendrán manifestaciones de incredulidad y hasta de enojo. Nuestra tarea es predicar, no hacer que las personas se conviertan, esta es la obra del Espíritu Santo: ¨Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado¨ (Juan 16: 8-11).

Una iglesia puede desarrollar muchas actividades en beneficio de las personas, pero si descuida la principal tarea de predicar, de evangelizar, de hacer discípulos, pierde de vista su razón de ser, y no será más que una simple organización humanista y filantrópica. La iglesia debe tener presencia en el mundo de todas las formas correctas posibles, pero sin descuidar para nada su misión de predicar.

En este tenor, quisiera que veamos las siguientes consideraciones que se desprenden del texto de Romanos 10: 8-18 respecto de la evangelización y la misiología:

1.- La Evangelización Procura Una Confesión Que Lleve a la Salvación. (Romanos 10: 8-11).

Si bien es cierto que no podemos ni debemos obligar a nadie a responder positivamente al mensaje de fe que predicamos, no menos cierto es que sí debemos esperar con fe que obtendremos buenos resultados. Es por esto que debemos orar, esperando que el Señor respalde nuestro trabajo. Debemos orar por las personas a las que vamos a ministrar, pues predicar no es una labor ordinaria, sino que es una obra sobrenatural. Cuando predicamos, Dios está operando en favor del mundo al través de nosotros: ¨Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios¨ (2 Corintios 5:18-20).

Pero hay fuerzas oscuras que pondrán estorbo a la evangelización. Satanás se opone con todas sus fuerzas al avance del evangelio, y tratará siempre de usar toda su influencia en este mundo para intentar frustrar la obra misionera. Podemos ver en la Biblia como estorbaba a los primeros misioneros en su avance por el mundo: ¨por lo cual quisimos ir a vosotros, yo Pablo ciertamente una y otra vez; pero Satanás nos estorbó¨ (I Tesalonicenses 2:18).

El apóstol Pablo sabía que al decidirnos a predicar estamos enfrentando grandes poderes ocultos que mantienen en oscuridad a este mundo; pero también tenía bien claro que su compromiso era con Dios y que no debía temer al enemigo a la hora de proclamar el poderoso mensaje del evangelio: ¨Por lo cual, teniendo nosotros este ministerio según la misericordia que hemos recibido, no desmayamos. Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios. Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios. Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús¨ (2 Corintios 4:1-5).

Note como el apóstol critica a los que usan subterfugios para intentar tener éxito en la proclamación del evangelio, y nos dice que la Palabra debe ser predicada sin ser adulterada. Porque el que predica el evangelio no debe buscar el ser gracioso ni caer en gracia, sino proclamar la verdad. Cuando predicamos no buscamos adeptos, sino que procuramos que las personas lleguen a creer el evangelio de Jesucristo para que sean salvas. El evangelio no busca ser simpático para arrastrar a la gente a la iglesia. De la iglesia las gentes pueden salir de la misma forma como entraron, pero de Cristo, una vez en él, nadie se puede ir.

Ninguna persona debería ser tan atrevida como intentar agregarle alguna cosa al evangelio para hacerlo atractivo al mundo. Hacer una cosa como esa es ignorar el poder del evangelio. El evangelio se defiende y se vende solo, no necesita que nosotros usemos ninguna magia comercial. El evangelio viene con su propia estrategia de marketing: ¨Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree¨ (Romanos 1:16). No depende de nuestra habilidad, sino que depende del poder de Dios. Es con el poder de Dios que las personas podrán ser salvadas.

Pero es necesario que prediquemos ¨a tiempo y a fuera de tiempo¨ como dice Pablo en 2 Timoteo 4:2, hasta lograr que haya una confesión auténtica de fe, pues la Palabra de Dios no se equivoca cuando dice: ¨Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado¨ (Romanos 10: 8-11).

2.- La Evangelización Debe Hacerse Sin Discriminación Alguna. (Romanos 10: 12,13).

Todo el mundo necesita oir las buenas nuevas de Jesucristo, las buenas nuevas de salvación: ¨Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo¨ (Romanos 10: 12,13).

El Señor Jesucristo dice que ¨la salvación viene de los judíos¨ (Juan 4:22). Pero esta declaración no significa que los judíos sean el único pueblo que debe ser salvo o que sea salvo automáticamente, sino que esta declaración lo señala a él (a Jesús), que era judío, como el sujeto principal de la salvación. No existe ninguna persona en el mundo que merezca la salvación, ni siquiera los judíos; y no existe en el mundo ningún pecador que pueda ser exculpado del infierno, y esta condición no excluye a los judíos. Tanto los gentiles como los judíos deben creer el evangelio para ser salvos, ambos precisan un salvador. Romanos 3:23 se aplica a toda persona humana sin distinción: ¨por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios¨ (Romanos 3:23). Es claro que esto no incluye a Jesús, pues él no tenía pecado.

No hay una raza en especial que pueda exhibir algún privilegio ante la condición de pecado universal. Pero sí le será demandado mucho más a los judíos que a los gentiles por el hecho de ser ellos la raza a la que el Señor le ha manifestado de manera especialísima su gracia y su amor. El Señor había elegido a los judíos de entre todos los pueblos de la tierra y les había revelado su Palabra para que a su vez ellos se convirtieran en portavoces de su verdad. Pero esto, de ninguna manera implica que ellos estén exonerados del arrepentimiento y de la fe como todos los demás seres humanos de la tierra. Es cierto que el evangelio les fue anunciado a ellos primero, pero el evangelio es para todo el mundo: ¨ Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego¨ (Romanos 1:16).

Usted puede hacer un estudio acerca de Romanos para darse cuenta de qué manera ni siquiera los judíos están exentos del arrepentimiento y de la fe para poder ser salvos. Y allí también se podrá dar cuenta como la justicia de Dios se hace manifiesta a todos los hombres por igual, sin discriminación de ninguna especie, y que es sólo por la fe que somos justificados: ¨ Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo¨ (Romanos 5:1).

3.- La Evangelización Requiere de Medios y Recursos. (Romanos 10: 14-18).

Tiene que haber gente dispuesta y tiene que haber recursos disponibles, porque esta empresa requiere de la generosidad del pueblo de Dios. Y esta es la manera como los creyentes manifiestan su compasión por el mundo.

Podemos ser misioneros en nuestro propio país, en nuestro propio pueblo, pero no podemos descuidar nuestro interés por todo el mundo. Esto quiere decir, que debemos interesarnos por llevar el evangelio a otras culturas, y para ello Dios tiene personas a las que ha llamado de manera especial. Así que tenemos el deber de apoyar las misiones, para que adonde nosotros no podemos ir, otros puedan hacerlo.

Si el arrepentimiento nace del oír con fe, ¿cómo podrán las personas arrepentirse si nunca oyen hablar del evangelio de Jesucristo?: ¨¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados?¨ (Romanos 10:14). Esta verdad hace que con urgencia hablemos de Cristo al mundo entero por todos los medios posibles. Para poder hacer esto hace falta que entendamos que debemos ser fieles con nuestros diezmos y ofrendas. Esto quiere decir que la evangelización depende mucho de nuestra mayordomía. Así que, la forma en que damos para la obra del Señor, demuestra cuánto es el amor que tenemos por las almas perdidas.

Todo cristiano verdadero debe dedicar todo lo que es y todo lo que tiene al servicio de la causa de Cristo, pues son muchos los que no pueden hoy ser enviados por falta de recursos económicos: ¨ ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!¨ (Romanos 10: 15).

No importa a qué actividad uno se dedique, es necesario que cada creyente tome parte en la obra de evangelización de este mundo. Debemos todos ser parte de la exclamación de este cántico: ¨ ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!¨ (Romanos 10:15).

Leandro González


Mensaje predicado en la Primera Iglesia Bautista de Mao, República Dominicana, el 18 de julio de 2010.

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