domingo, 14 de marzo de 2010

LA IGLESIA

Mateo 16:16-18

¨Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella¨.

Alguien ha dicho con sobrada razón que ¨la iglesia, aún con todos los defectos que pueda tener, es el mejor lugar donde podemos criar familias sanas¨. Yo estoy de acuerdo totalmente con esta afirmación.

La palabra iglesia viene del griego ¨Ekklesia¨ que significa ¨los llamados afuera¨. Esto se puede definir como que la iglesia está compuesta por los que son convocados de entre la multitud para constituir un pueblo aparte, santo, especial para Dios. La iglesia es el nuevo Israel, el Israel espiritual en contraposición con el Israel geopolítico.

La iglesia es un organismo y no una simple organización. Un organismo donde los creyentes constituyen el cuerpo y Jesucristo es la cabeza: ¨y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia¨( Colosenses 1:18). La iglesia es una entidad compuesta por seres humanos, y como tal no es perfecta, no es infalible, está sujeta a riesgos, por eso es cuidada por Dios y debe ser cuidada por los creyentes que la componen. La iglesia perfecta es la que Jesucristo ha comprado con su sangre, la que es representada en la Biblia como la esposa del Cordero (Apocalipsis 19:7,8).

La iglesia es el pueblo de Dios, está constituida por la multitud de los salvados. Esta multitud incluye a individuos de todas las naciones, de toda lengua, de toda raza y de todos los tiempos; estos son individuos que han creído en la Palabra de Dios, que por la fe son beneficiarios de la gracia de Dios. En este sentido la nación de Israel sólo será salva, en tanto ella misma manifieste fe en Jesucristo.

La iglesia es la congregación de los creyentes, no es el edificio, aunque de manera genérica ya se denomina al edificio o templo donde la iglesia se reúne, como la iglesia. Pero la iglesia son los creyentes dentro o fuera del templo: en la casa, en los lugares de trabajo, en los centros de estudio, en la ciudad o en el campo, en la calle o en el parque, en la cárcel o en libertad.

La iglesia del Nuevo Testamento es local, por lo tanto no existe en la Biblia la iglesia como una entidad jerárquica y universal. La iglesia universal visible sólo será posible cuando Jesucristo venga. Aunque ciertos movimientos ecuménicos pudieran tener propósitos loables, la verdad es que la idea de una sola iglesia universal es utópica en términos humanos y no es una idea bíblica. Sólo Jesucristo puede ser la cabeza de la iglesia.

En el Nuevo Testamento el gobierno de la iglesia es de estilo congregacional, donde unos oficiales elegidos por la asamblea tienen responsabilidades especiales, pero donde todos son hermanos, no hay jerarquías y todos son corresponsables de los asuntos que tienen que ver con la iglesia. En la iglesia las deliberaciones de la asamblea se deciden bajo la dirección del Espíritu Santo, y se procura el mayor consenso posible. Así que la iglesia no se conforma con una simple democracia, aunque muchas veces se tiene que limitar a ella.

En el Antiguo Testamento el pueblo de Israel era la iglesia de Dios, ellos eran el pueblo al que Dios había convocado de entre el mundo para constituirlo en su pueblo de sacerdotes y de gente santa. Eso fue así en Exodo 19:5,6: ¨Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel¨.

Pero como Israel falló, ahora ese pueblo de sacerdotes y de gente santa es la iglesia, tal y como Dios lo dice por boca del apóstol Pedro: ¨Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia¨ (I Pedro 2:9,10).

Los judíos como cualquiera otra persona o nación deben creer en Jesucristo para poder pasar a formar parte de la iglesia de Dios, ya que la iglesia está constituida por todos aquellos que han hecho la misma confesión que Pedro hizo: ¨Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente¨ (Mateo 16:16). En este sentido el apóstol Pablo en Romanos 9, 10 y 11 propone la tesis por excelencia respecto de la problemática que plantea para lo judíos el hecho de rechazar a Jesucristo.

Es mucho lo que se puede decir acerca de la iglesia, así que es imposible poder abarcar todo este tema en un sermón, por tal motivo nos concentraremos en tres aspectos fundamentales. Primeramente veremos que la iglesia es de origen divino, segundo que la iglesia tiene fundamento y por último veremos que la iglesia tiene un destino glorioso.

1.- La Iglesia es de Origen Divino.

La iglesia nació en el corazón de Dios. Dios la diseñó, la hizo posible en la persona de Jesucristo, con su muerte y su resurrección, y la sostiene en este mundo impío con el poder del Espíritu Santo, hasta el día de su segunda venida: ¨pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra¨ (Hechos 1:8).

En este sentido la iglesia no es una organización como lo son otras organizaciones humanas. Cuando los hombres tratan la iglesia como una organización cualquiera, entonces la iglesia pierde su razón de ser. Cualquiera que use la iglesia para sus fines particulares, como se utiliza un partido político o una empresa, está totalmente divorciado del sentido real de la iglesia. Hoy hay muchas organizaciones eclesiásticas donde las decisiones e ideas de los hombres son más importantes que las de Dios. No se plantea qué dice la Biblia, sino qué dijo el doctor o el apóstol tal, esto es una distorsión de la idea correcta de lo que es una iglesia.

El origen divino de la iglesia garantiza su indestructibilidad: ¨las puertas del Hades no prevalecerán contra ella¨ (Mateo 16:18). Ninguna fuerza humana o sobrehumana la podrá destruir. La iglesia puede ser amenazada, perseguida y atribulada, pero jamás destruida. Esta fortaleza de la iglesia no reside en la astucia de los líderes que la conforman, sino en Dios, que tiene la responsabilidad de guardarla y sostenerla.

La iglesia no depende de los hombres ni de gobiernos humanos, sino de Dios. Aunque es bíblico y correcto que los miembros de la iglesia diezmen y ofrenden para la causa de Cristo, esto no significa que la iglesia esté a merced del sostenimiento económico de los hombres. Los creyentes estamos llamados a sostener la obra del Señor con nuestro aporte financiero, pero la iglesia depende más de las oraciones y del compromiso espiritual y moral de sus miembros que de sus recursos económicos. Pero por lo general, cualquiera que llegue a la convicción de su deber de sostener la obra económicamente, es porque ya tiene la convicción de su compromiso moral con Dios y con su causa.

2.- La Iglesia Tiene Fundamento.

La iglesia es comparada con un edificio, y como todo edificio, tiene un fundamento. Jesucristo es el fundamento de la iglesia: ¨Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo¨ (I Corintios 3:11). El pasaje de Mateo 16:16-18 que nos sirve de base para nuestro sermón ha sido por lo general mal interpretado. Algunos dicen que Jesús fundó la iglesia sobre Pedro, pero esto no es lo que dice el pasaje bíblico. El fundamento de la iglesia es la confesión hecha por Pedro, no Pedro en sí. Pedro es ¨petros¨, piedra pequeña, y Jesús dijo, utilizando el vocablo ¨petra¨, roca: ¨y sobre esta roca edificaré mi iglesia¨ (Mateo 16:18). Jesucristo es la roca, la principal piedra de fundamento: ¨edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo¨ (Efesios 2:20).

Los apóstoles tenían la misión de ser los edificadores sobre el fundamento, y el fundamento de los apóstoles era Cristo mismo. A ellos Dios les reveló por medio del Espíritu Santo todo el evangelio de Jesucristo y les dio sabiduría para crear las bases doctrinales de la iglesia naciente:¨ Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho¨ (Juan 14:26).

El fundamento de la iglesia tiene que ver con la verdad. La iglesia se fundamente sobre la verdad de Dios. Jesucristo es la verdad de Dios: ¨Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí¨ (Juan 14:6). Este fundamento define la misión de la iglesia en este mundo. La iglesia está llamada a ser sal y luz del mundo: ¨Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder¨ (Mateo 5:13,14). La iglesia está llamada a dar testimonio acerca de Jesús.

La misión de la iglesia es descrita por el Señor Jesucristo en Mateo 28:18-20 y se ha denominado ¨la gran comisión¨: ¨Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén¨.

Hay un requisito previo para ser parte de la iglesia, este requisito es arrepentirse y convertise: ¨Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio¨ (Hechos 3:19).

3.- La Iglesia Tiene un Destino Glorioso.

Contrario a lo que vemos en la Biblia con respecto al destino del mundo, que no es nada bueno, el destino de la iglesia es un futuro glorioso y lleno de esperanza. No hay esperanza para este mundo, pero hay un destino feliz para la iglesia. El mundo que vemos hoy está reservado para el fuego: ¨pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos¨ (2 Pedro 3:7), pero a la iglesia le espera felicidad sin fin en la presencia del Señor.

Si bien la iglesia ha pasado por grandes pruebas al través de la historia, pero la verdad es que a la iglesia le espera un desenlace favorable en el final de los tiempos. En términos escatológicos, la iglesia será protagonista juntamente con Cristo en la lucha final del bien contra el mal. La iglesia cumple un papel importante en el equilibrio del mundo en el día de hoy, mucho más cuando esta se mantiene de rodillas.

El mensaje a las siete iglesias de Apocalipsis 2 y 3 constituye una magnífica alerta para las iglesias de todos los tiempos. Cada iglesia debe mirarse en el espejo de estas iglesias y ver cuál es su condición en la actualidad. En Apocalipsis hay una lista de las bendiciones que recibirá cada iglesia por su fidelidad. Las iglesias de hoy deben cuidarse de la manera como Satanás está introduciendo de forma sutil el mundo dentro de ella.

Jesucristo está preparando un lugar para cada creyente, un lugar para su iglesia: ¨No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis¨ (Juan 14:1-3). Tú necesitas ser parte de la iglesia que Jesús viene a buscar, tú necesitas creer en él y confesarle, esa es la manera como te puedes hacer parte de su iglesia en este día y asegurar así tu lugar en el lugar que él está preparando.

Leandro González
Sermón predicado en la Primera Iglesia Bautista de Mao, República Dominicana, el 14 de marzo de 2010.

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