lunes, 10 de mayo de 2010

IGLESIA VS. ESTADO

Daniel 2:21


¨El muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos¨.

Cuando escribo estos sermones trato de no ser un palabrero. Sé que no tengo la última palabra, y también sé que necesito aprender mucho de muchas cosas, por eso siempre trato de ceñirme lo más posible a la Palabra de Dios y de que lo que diga esté de acuerdo con lo que Dios ya ha dicho. La Biblia está a mi mano derecha, sin ella no puedo hablar de estos asuntos que conciernen a la verdad, a la salvación, a la eternidad, a la vida de la iglesia, etc.

Ninguna persona debería opinar acerca de lo que no sabe; y de aquello que sabemos un poco debemos tener cuidado al hablar, pues me he dado cuenta que por lo general somos muy vulnerables y propensos a equivocarnos. Aun con todo el cuidado que pongamos en lo que decimos, cometemos yerros muchas veces. Por ese motivo, ya que tengo tan poco tiempo para dedicarlo a la preparación de sermones, pues soy un obrero bivocacional, me concentro durante la semana en un solo tema, en un solo sermón.

Cada vez se me hacía muy difícil hacer más de un sermón, por eso, de un tiempo a esta parte, creo que es mucho más justo predicar una sola vez cada domingo. Prefiero dedicar toda mi energía, tiempo y atención a la elaboración de un solo sermón lo mejor trabajado posible, pues así puedo ofrecer a mis hermanos una sola buena comida y no dos comidas sin los nutrientes necesarios. Después que estoy haciendo esto, me siento mejor con Dios, con mi congregación y conmigo mismo.

Quería compartir esta reflexión con ustedes al iniciar mi sermón porque quiero agradecerles por soportarme cada domingo con mis pláticas, y les pido que traten lo más posible de divulgar entre sus amigos y hermanos cibernautas nuestro blog teológico, ya que esta es una buena forma de predicar la Palabra de Dios.

Hoy quiero que veamos lo que la Biblia nos dice acerca de la Iglesia y el Estado. Nuestro tema lo hemos titulado: Iglesia Vs. Estado, y al plantearlo de esta manera no pretendemos establecer ningún antagonismo entre estas dos instituciones tan importantes de una nación, sino marcar la distancia que debe separarlas para el mejor desempeño de las mismas dentro de la sociedad.

En el sermón anterior hemos hecho algún comentario acerca de la separación de la iglesia y el Estado como un principio fundamental establecido por el Señor en el Nuevo Testamento, así que creemos que ha quedado claro que según la Biblia este debe ser el tratamiento pertinente en este asunto.

Pero es bueno saber que no siempre el Estado y la Religión fueron cosas que se considerasen de forma separada, sino todo lo contrario.

Había la concepción de que aún cuando la nación fuera dirigida por un hombre, ese hombre que los gobernaba representaba a la divinidad, era casi divino, y hasta llegó en muchas culturas a ocupar el lugar del dios o los dioses que ellos veneraban. Este es el caso por ejemplo de los egipcios, donde se creía que el faraón era la personificación de Horus, o de Ra, y que a la hora de su muerte se fusionaba con Osiris, una de sus más importantes deidades, convirtiéndose así en dioses ellos mismos.

Cuando Jesús vino a este mundo toda su vida fue afectada por el imperio romano, sus enseñanzas, su muerte y resurrección ocurrieron dentro de un contexto romano que dominaba el mundo de entonces. El imperio toleraba la religión de los pueblos conquistados, pero llegó poco a poco a reclamar una lealtad absoluta y una veneración al César como Señor, como si fuera Dios. Esto colocó a la nueva religión cristiana como subversiva al negarse los seguidores de Jesús a rendir culto al César. Los primeros cristianos pagaron con su vida su lealtad al Señor Jesús como su verdadero Rey y Señor. Las acciones heroicas de los primeros cristianos, al dar su vida gustosamente por Cristo, han sido motivo de grandes producciones literarias que provocan gran inspiración al leerlas o escucharlas.

El precio que los primeros cristianos, tanto del Nuevo Testamento como de la historia de la iglesia en sentido general, han tenido que pagar para que hoy podamos plantear con toda libertad la separación de la iglesia y el Estado, es algo que debemos valorar y cuidar en el día de hoy.

En nuestro país, República Dominicana, los ciudadanos debemos seguir reclamando la anulación del concordato entre el Estado Vaticano y el Estado Dominicano, puesto que esto atenta contra el principio de la separación de la iglesia y el Estado. Esta pretensión medieval de la iglesia católica de dominar los asuntos políticos de los Estados es una desgracia que debemos denunciar y enfrentar con la debida responsabilidad. El Estado debe procurar la igualdad para todos y trabajar en beneficio de todos sin inmiscuirse en los asuntos de la religión.

Veamos los siguientes tres elementos relacionados con nuestro tema:

1.- La Iglesia Se Debe al Reino de Dios en la Tierra.

Esto no significa que la iglesia se revela contra el Estado donde se encuentra establecida o que es enemiga del Estado, no. La iglesia sabe que el gobierno humano es de origen divino, que Dios ha establecido el gobierno humano, y que sin el mismo, el mundo tal y como lo conocemos no podría ser posible. La anarquía es insostenible y genera la autodestrucción. Pero la primera lealtad de la iglesia no es con el Estado, sino con Dios. Así que la iglesia sigue viviendo bajo un sistema teocrático donde Dios es el Soberano. La iglesia no obedece al Estado en aquellas cosas en las que pudiera desobedecer a Dios.

Los creyentes no podemos poner demasiada confianza en los hombres, pues el único en el que podemos confiar a plenitud es en Dios. La Biblia Dice: ¨Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehovᨠ(Jeremías 17:5). Cuando la Biblia dice esto no está descartando la necesidad de que los hombres gobiernen el país. Es claro que necesitamos a personas humanas que administren los asuntos que tienen que ver con el Estado, pero tengamos cuidado en el tipo de proclamas que hacemos y en la fe que depositamos en los hombres, calificándolos de imprescindibles o únicos. Sabemos de los graves males causados por el falso mesianismo, al colocar a un hombre por encima de los demás, dándole el poder de creerse el único. Creemos que existen muchas personas con la capacidad de administrar el país y de hacerlo bien; creemos que siempre habrá otros que lo pueden hacer mejor que los que estén, y también creemos que el único que es imprescindible es Dios.

2.- El Estado Existe Únicamente por la Voluntad de Dios.

Es la voluntad de Dios que existan los gobiernos, pero los gobiernos de la tierra no están por encima del gobierno de Dios. Dios usa el poder de los gobiernos de la tierra, y la supremacía de los imperios de la tierra no son ni una caricatura del poder universal de Dios, de Jehová de los ejércitos. La reina Isabel de Inglaterra decía que le temía más a un cristiano de rodillas que a un ejército.

La Biblia dice ¨Dios quita reyes y pone reyes¨, note como dice textualmente: ¨El muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos¨ (Daniel 2:21). O sea, que el mundo no está a merced de los hombres, sino a merced de Dios. ¡Qué bueno que es así! Por eso podemos tener esperanza que Dios levantará hombres y mujeres honestos en nuestra América Latina para que nos traigan un respiro.

Así como Dios tenía reservados a siete mil hombres en el pueblo de Israel en el tiempo del profeta Elías, que no habían doblado sus rodillas ante Baal, de la misma forma Dios tiene su remanente para nuestros pueblos abusados por los malos gobiernos (I Reyes 19:18). El mundo es de Dios, Dios vela por él, y es tarea de los creyentes orar con fe para que Dios levante de entre los creyentes a hombres y mujeres que tengan buenos sentimientos, y sobre todo, que tengan temor de Dios al administrar la cosa pública. Oremos con fervor para que esto ocurra pronto.

Ningún gobierno puede garantizar su permanencia más allá de los propósitos de Dios. La frase célebre tan socorrida del escritor y jurista español Gaspar Melchor de Jovellanos, de que ¨los pueblos tienen el gobierno que se merecen¨, no justifica la existencia de un gobierno malo más allá de los propósitos de Dios. Dios no es sólo el Dios de la nación de Israel, sino que él está interesado en todos los gobiernos y las naciones de la tierra. Sus ojos miran en todas partes y él está al tanto de todo aquello que ocurre en el rincón más apartado del planeta.

Es precisamente en el libro de 2 Crónicas, un libro que habla de las acciones de los Reyes de la nación de Israel, que encontramos la siguiente sentencia: ¨Los etíopes y los libios, ¿no eran un ejército numerosísimo, con carros y mucha gente de a caballo? con todo, porque te apoyaste en Jehová, él los entregó en tus manos. Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él¨ (2 Crónicas 16:8,9).

La garantía de un Estado se encuentra en la estima que los ciudadanos tengan de Dios. La dicha de un pueblo reside en su grado de confianza en Dios: ¨Bienaventurado el pueblo que tiene esto; bienaventurado el pueblo cuyo Dios es Jehovᨠ(Salmo 144:15).

3.- La Iglesia y el Estado Tienen el Deber de Trabajar Unidos Contra la Maldad.

El Estado cumple una función de equilibrio en la distribución de las riquezas y las oportunidades de los individuos que componen la sociedad organizada. El Estado tiene el deber de preservar el orden público y cuidar que el uso de los recursos permita la pervivencia de todos y la protección de los menos afortunados. El Estado debe procurar el cuidado y superación de los más pobres y de los más débiles.

Donde no existe algún tipo de orden no se puede garantizar la sobre vivencia pacífica, es por esto que se hace necesaria la existencia de los Estados. En un Estado existen los organismos que regulan las relaciones entre los individuos, las instituciones y las empresas. Cada una de estas organizaciones son regidas por leyes, y a la vez son representadas por personas que reciben un mandato del pueblo para ejercer tales funciones. Pero la efectividad de estas instituciones depende, sobre todo, del carácter de los individuos que las representan. Es por esto que se hace necesario que los ciudadanos del país adquieran la concienciación necesaria, primero para elegir, y luego para demandar un manejo correcto de los recursos colectivos.

Para que la iglesia y el Estado trabajen unidos en procura de una justicia social adecuada no tienen que estar reburujados. Pero sí debe ser una causa común del Estado y la iglesia el trabajar en contra del mal. El gobierno debe poner de su parte para sanear las instituciones del Estado, a fin de que haya un solo frente contra el mal. El mal existe y siempre existirá mientras estemos en el actual estado de pecado, por eso debe haber instituciones que lo enfrenten.

Vemos con gran preocupación como prospera el crimen del narcotráfico en todo el mundo por el apañamiento de las autoridades que están llamadas a combatirlo, de esta manera se hará cada vez más difícil erradicar este terrible mal. La desesperante situación que vive el mundo con la falta de integridad en los funcionarios públicos es un asunto al que hay que buscarle un respiro, si no departe de los hombres, el respiro vendrá seguro departe de Dios, pues el mundo tiene que seguir funcionando; a menos que todo esto sea lo que dé al traste con el gobierno humano y nos estemos enfrentando al desenlace final de todas las cosas.

Por lo que vemos en la historia, la humanidad siempre se ha enfrentado a períodos críticos relacionado con grandes problemas e injusticias sociales, y cuando nadie ve la salida, Dios abre una puerta que ninguno puede cerrar para la solución del problema. Creemos que Dios tiene siempre la solución. Los creyentes tenemos que confiar en la intervención de Dios en los asuntos políticos de la humanidad.

Leandro González


Sermón predicado en la Primera Iglesia Bautista de Mao, República Dominicana, el 9 de Mayo de 2010.

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