lunes, 7 de junio de 2010

LA LIBERTAD RELIGIOSA

Hechos 4:20

¨Porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído¨.

Una de las razones porqué Adán y Eva pecaron es porque tenían libertad de conciencia. Cuando Dios hizo al hombre, la Biblia nos dice que lo hizo ¨a su imagen y semejanza¨: ¨Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó¨ (Génesis 1:27). Entre otras cosas esto quiere decir que el hombre fue hecho con la capacidad de pensar, y también significa que el hombre tenía la capacidad de discernir, de tomar sus propias decisiones. Dios no hizo un autómata o robot programado para que respondiera automáticamente sólo a sus decisiones. Aunque Dios le dijo al hombre lo que era bueno y lo que era malo, y le dio instrucciones acerca de la conducta que debía tener, pero lo dejó en libertad de decidir qué acciones tomar. Si el hombre no hubiera tenido esta libertad, es seguro que no hubiera podido pecar.

Dios hizo al hombre así, porque él no desea tener criaturas que sean fieles a él por imposición, sino criaturas que deseen ser fieles a él porque conscientemente le aman y desean serles obedientes, que se sienten bien siendo hijos de El. Dios hizo al hombre así, porque quería crear un ser con dignidad propia, un ser responsable, capaz de responder por sus acciones. Es por esta capacidad que Dios nombra al hombre como mayordomo del planeta que puso a sus pies: ¨Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies: Ovejas y bueyes, todo ello, y asimismo las bestias del campo, las aves de los cielos y los peces del mar; todo cuanto pasa por los senderos del mar¨ (Salmos 8:6-8).

El hombre también es consciente de las consecuencias de sus malos actos. El hombre actúa sabiendo lo que le espera como resultado de sus actos, y esto es algo que Dios le ha manifestado. Dios ha puesto en el hombre una conciencia moral que le dice lo que es bueno y lo que es malo. Así que, en lo más profundo de su ser, el hombre sabe cuándo está haciendo algo que es malo y cuándo está haciendo algo que es bueno. Sólo los seres humanos podemos ser sujetos a los que se les puede demandar una conducta moral, cosa que no podemos demandar de los animales o de los vegetales, por ejemplo. Todo esto nos habla de la gran diferencia que existe entre un ser humano y un animal.

Es por este motivo que creemos en la prerrogativa humana de la libertad religiosa. Y es también por esto que condenamos el hecho de que el gobierno dominicano tenga un acuerdo con el Estado Vaticano para imponer la religión católica romana como la religión del Estado. El Estado como entidad debe ser neutral en asuntos de conciencia religiosa, pues el Estado está compuesto por individuos e instituciones de diferentes credos religiosos e ideas filosóficas. El Estado deja de ser democrático cuando determina una religión o una filosofía a seguir. Esta cuestión es una herencia de nuestro patricio Juan Pablo Duarte que no compartimos, aunque lo hizo de buena fe, porque pensaba que era lo mejor para la nación, pero al hacerlo actuó de forma paternalista. Este es el texto extraído del Ideario de Duarte, el cual transcribimos aquí para su conocimiento: ¨La religión predominante en el Estado deberá ser siempre la Católica, Apostólica, sin perjuicio de la libertad de conciencia y tolerancia de cultos y de sociedades no contraídas a la moral pública y caridad evangélica¨ (Ideario de Juan Pablo Duarte). En una sociedad organizada no se puede imponer a individuos adultos las decisiones que tienen que ver con su conciencia religiosa; ya que esto no es función del Estado, sino que es un privilegio único de cada individuo en particular. Basta con hacer constar en la constitución que toda persona tiene derecho de profesar la religión que desee, siempre y cuando no lesione la moral y las buenas costumbres. El Estado no debe inmiscuirse en asuntos de creencia de los ciudadanos y mucho menos debe favorecer a ninguna religión en particular, porque esto siempre irá en detrimento de las demás religiones.

El ser humano es religioso por naturaleza, como ha dicho alguien: ¨Sin religión, lo mismo que sin corazón, el hombre no puede vivir¨ Por lo tanto es inmoral que el ser humano sea condenado a la obligación de someterse a una religión impuesta. Aún los ateos tienen su propia religión que debe ser respetada, su religión es no creer en Dios, la incredulidad, y la profesan con mucha vehemencia. Aunque el ateo lo vea de otra manera, la verdad es que su ateismo es su religión, cuya doctrina es la negación de Dios. Allá los ateos con su creencia, siempre y cuando no impidan a los demás tener su propia fe. Los cristianos tenemos que estar de acuerdo con el pluralismo ideológico, también nosotros somos parte de ese conjunto de pensamientos y creencias. Aún cuando sabemos que la verdad está en la Biblia, los cristianos somos consciente de que no podemos imponerla a ninguna persona o cultura; pero tampoco podemos permitir que ninguna persona nos diga qué creer y como adorar a Dios.

Basados en esta preocupación de la libertad religiosa, me permito plantear los siguientes tres postulados
1.- Toda Persona Tiene Derecho de Creer lo que Quiera.

Vivimos en un mundo pluralista. Es contraproducente que a estas alturas haya quien pretenda imponer sus ideas, pero sucede con mucha frecuencia. Aun muchos que defienden la filosofía del relativismo con respecto a la verdad, y que están en contra de la contundencia de la verdad bíblica, procuran a toda costa impedir la difusión de la idea de la verdad absoluta. Su prédica relativista comulga muy bien con las ideas materialistas y la concepción de la existencia desde una perspectiva atea, y plantean la teoría de la evolución como un hecho científico, sabiendo que es algo que no ha podido ser probado. Además, se niegan a aceptar que se enseñe en las escuelas y universidades el relato bíblico de la creación, pero no tienen problemas que se enseñe la evolución. Son relativista para lo que les conviene, pero en el fondo son extremistas que tienen la maligna intención de imponer su criterio evolucionista por encima de la razón.

La Declaración de los derechos humanos garantiza la libertad de culto. Nadie tiene derecho sobre lo que otra persona debe creer. Como hemos comentado en otra ocasión, ni aún Dios priva al hombre de esa prerrogativa que es parte de su dignidad como persona humana.

Por causa de este derecho de la libertad de culto, inherente al ser humano en la sociedad, un derecho que faculta a todo individuo como un ente pensante, la historia registra grandes enfrentamientos, provocados por extraordinarios cismas religiosos, como la Reforma Protestante, que se han suscitado, y que han dado origen a beneficiosos cambios para el crecimiento de la conciencia de los individuos y para el desarrollo de las civilizaciones.

Por causa del derecho a pensar libremente existe el denominacionalismo, que permite que cada uno elija de cual lado de una religión particular desea estar, y cuál estilo o forma de adorar prefiere para expresar su fe. Esto naturalmente plantea el riesgo del sectarismo y de la distorsión de la verdad, pero este riesgo es preferible al hermetismo y al absolutismo de una religión única, que coarte el derecho de la libre expresión y difusión del pensamiento. Es hasta científico abrirse a la libertad del debate de las ideas, porque esto puede dar como resultado la madurez y la firmeza de lo que se cree. Como seres humanos libres, siempre surgirán desacuerdos que deben ser planteados y analizados a la luz de una discusión abierta y responsable.

No se debe temer a los debates, pues la verdad siempre saldrá a la luz. Siempre habrá quienes querrán estar del lado del error, y aún ellos tienen derecho de plantear sus puntos de vista y defender su cosmovisión. En un debate se desnuda el error y se reafirma la verdad. Los cristianos sabemos lo que creemos y debemos estar tranquilos y seguros con ello, y no podemos permitir que nadie nos prive de nuestro derecho de creer a la verdad de la Biblia.

2.- Toda Persona Tiene Derecho a Difundir y Enseñar lo que Cree.

El derecho de difundir y enseñar lo que se cree debe ejercerse dentro de un clima de respeto, y observando siempre una conducta que no sea lesiva a la sociedad en general, ni a la dignidad de las demás personas. Debe ser un ejercicio que no violente los derechos de los demás, ni atente contra el buen comportamiento. El derecho que uno tenga a creer, difundir y enseñar lo que cree no debe entorpecer la paz ciudadana, ni dañar de alguna forma la integridad física o moral de los individuos. Pero tampoco se debe esgrimir argumento improcedente como excusa para impedir que alguien exprese lo que cree o tenga derecho a proclamar sus creencias con toda libertad.

Este derecho de difundir y enseñar lo que se cree, no plantea el uso de la fuerza y la coerción para obligar a individuos y a sociedades o culturas a aceptar una religión. El Islamismo plantea lo que ellos llaman la Yijad o guerra santa para imponer su religión a los ¨infieles¨ como ellos llaman a los que no son musulmanes como ellos. Los católicos también han empleado este método en el pasado para imponer su religión, recordemos Las Cruzadas. Los españoles, en su expansión colonialista en las Américas, impusieron la cruz por medio de la espada a los aborígenes, cometiendo genocidio contra los que se negaron a someterse a la nueva religión. En este afán por obligar a los hombres a aceptar la fe, se han llevado a cabo las más abusivas campañas, y se han planteado los más descabellados procedimientos, que son contrarios totalmente al espíritu de amor de nuestro Señor Jesucristo. Agustín de Hipona, el famoso San Agustín, por ejemplo, llegó a decir: ¨ que si los herejes, los cismáticos (y por el contexto también miembros de otras religiones, judíos o paganos) no quieren comprender las bellezas y verdades del cristianismo, habrá que decidirse a hacerles la guerra¨ (en la Réplica a Gaudencio - Tomado de Wikipedia).

Jamás podemos estar de acuerdo con imponer una religión a ninguna persona, aunque esa religión sea la nuestra. Con la excusa de convertir a los habitantes originarios de nuestra isla La Española, los colonialistas dieron un trato inhumano a los indígenas nativos, crueldades que concitaron la aguerrida ofensiva de frailes tan valientes como Fray Antón de Montesinos. Es muy famoso su Sermón de Adviento de 1511, en el que denuncia con firmeza la maldad de los oficiales españoles: ¨Para os los dar a conocer (los pecados contra los indios) me he subido aquí, yo soy voz de Cristo en el desierto de esta isla y, por tanto, conviene que con atención no cualquiera, sino con todo vuestro corazón y con todos vuestros sentidos la oigáis; la cual será la más nueva que nunca oísteis, la más áspera y dura y más espantable y peligrosa que jamás pensasteis oír... Esta voz dice que todos estáis en pecado mortal y en él vivís y morís, por la crueldad y tiranía que usáis con estas inocentes gentes. Decid ¿con qué derecho y con qué justicia tenéis en tan cruel y horrible servidumbre a estos indios? ¿Con qué autoridad habéis hecho tan detestables guerras a estas gentes que estaban en sus tierras mansas y pacíficas, donde tan infinitas de ellas, con muertos y estragos nunca oídos, habéis consumido? ¿Cómo los tenéis tan opresos y fatigados, sin darles de comer ni curarlos de sus enfermedades, que de los excesivos trabajos que les dais incurren y se os mueren, y por mejor decir los matáis por sacar y adquirir oro cada día? ¿Y qué cuidado tenéis de quien los doctrine, y conozcan a su Dios y Criador, sean bautizados, oigan misa, guarden las fiestas y los domingos? Estos, ¿no son hombres? ¿No tienen ánimas racionales? ¿No sois obligados a amarlos como a vosotros mismos? ¿Esto no entendéis, esto no sentís? ¿Cómo estáis en tan profundidad, de sueño tan letárgico, dormidos? Tened por cierto, que en el estado en que estáis, no os podéis más salvar, que los moros o turcos que carecen y no quieren la fe de Jesucristo. Ego vox clamantis in deserto¨ (Fragmento del Sermón en Defensa de los Indios en Dominicos.org - tomado de Wikipedia).

Nuestro Señor Jesucristo nos dio la orden de hacer discípulos en todas las naciones, y nos dijo cuál era el método, no es con la espada, sino con la predicación del evangelio del amor: ¨No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos¨ (Zacarías 4:6).

3.- Toda Persona Tiene Derecho a Defenderse de Cualquier Fuerza Que Atente Contra su Libertad de Creencia.

El primero que está en contra de toda fuerza opresora que impida la libertad de conciencia, es Dios. Dios es el defensor de los que son reprimidos en el mundo por causa de sus creencias, a los que se les coarta su derecho a privilegios esenciales. Los cristianos debemos oponernos a cualquier tipo de represión contra alguna persona o grupo por causa de su creencia, pues hemos sido perseguidos a lo largo de toda la historia por creer en Jesucristo.

Los cristianos no podemos detener la expansión del evangelio en el mundo por temor a la represión que se haga en contra de nuestra fe, ya sea por parte de algún gobierno o departe de alguna religión. Desde el principio los creyentes en Jesucristo han tenido que batallar fieramente por el derecho de difundir y enseñar el evangelio de Jesucristo. El apóstol Pablo nos dice como tuvo que lidiar contra grandes obstáculos para llevar el evangelio al mundo: ¨Si como hombre batallé en Efeso contra fieras¨ (I Corintios 15:32).

El propio apóstol Pablo nos da una descripción de cómo el cristiano debe vestirse de toda la armadura de Dios para lidiar en la guerra espiritual contra las huestes espirituales de maldad que se oponen al avance del evangelio en el mundo: ¨Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos; y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio, por el cual soy embajador en cadenas; que con denuedo hable de él, como debo hablar¨ (Efesios 6:12-20).

Satanás es quien ha estado detrás de todo intento por acallar la voz de la verdad y privar así al hombre de conocer a Jesucristo y ser salvo. El anticristo desatará una persecución final contra los creyentes para impedir que ejerzan su fe con libertad, pero Dios enviará su ayuda desde lo alto para proteger a los suyos en esta grande hora de prueba.

Leandro González.
Sermón predicado en la Primera Iglesia Bautista de Mao, República Dominicana, el 6 de junio de 2010.

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